Tras la visita de Paola Capelli, las dos amigas se ubicaron a un costado de la piscina para ver si llegaban a un punto medio y poder solucionar los problemas que arrastraban. “Yo sé que nos hemos peleado y no es que yo no te quiera. Te amo, te adoro y todo, pero de repente nos chiflamos“, señalaba la chilota.
“Sé que voy a contar contigo siempre, para todas las hueás, pero a nosotras a veces nos hace daño estar muy juntas. A lo mejor tenemos que hacer un break”, agregó.
Pese a sus buenas palabras, de igual manera Cony criticó las incongruencias e inconsecuencias de Pincoya que, al final, terminaban dañándola. “A mí no me molesta que tú hables con ellos, a mí me molestan las incongruencias, porque después me señalan a mí, dicen ah, la Pincoya está en buena conmigo, es ella la que le mete hueás en la cabeza“, aclaró.
“Tú lo primero que hiciste fue distanciarte de mí, no quisiste conversar conmigo, pero sí con la Francisca, que es una persona que te hizo hueás horribles”, insistió.
La mentira
En medio de la conversación, Cony le aseguró a Pincoya que ella nunca solicitó su expulsión de Gran Hermano y que jamás dijo que la había agredido.
“Yo nunca pedí oficialmente que te expulsaran. Me fui a descargar al confesionario, salí y le dije a Nacha (Michelson) la Pincoya no me agredió, simplemente me tomó del brazo para decirme algo y yo me asusté, porque me apretaste fuerte”, explicó.
Pero en el mismo programa recordaron las imágenes donde Cony fue al confesionario a acusar que fue empujada por Pincoya, por lo que “quiero saber qué va a pasar, o se va ella o me voy yo. No me importa nada”.
En su declaración, los tres testigos apuntaron que el vehículo policial se lanzó contra un grupo de personas que estaban en las afueras del Monumental, sin detenerse o evitar un eventual atropello.
El Partido Socialista abrió un inédito flanco interno al no respetar la voluntad de Isabel Allende para que el diputado por Valparaíso ocupe su cupo en la Cámara Alta.
Es preocupante la creciente propensión de un pequeño grupo a tergiversar, difamar o, incluso, menoscabar a todos aquellos que planteen una mirada distinta de la suya -ya sean movimientos sociales u organizaciones de la sociedad civil-, tanto desde la instalación de retóricas desinformadas o de la criminalización de sus actividades, valiéndose para ello del uso de lógicas de poder absolutamente asimétricas.
Don Rorro recalcó que Tommy Rey "no recibió un solo peso de parte de las plataformas digitales, siendo que él está en todos nuestros celulares, está en todos nuestros televisores, está en todos lados".